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The Chicks regresan tras 14 años ausentes con Gaslighter

  • Eduardo Cañadas Domínguez
  • 11 sept 2020
  • 5 Min. de lectura

La colaboración de Jack Antonoff para el octavo álbum de estudio del trío texano supone la perfecta convergencia entre el country y el pop


Por: Eduardo Cañadas Domínguez


14 han sido los años que han pasado desde que The Chicks, en ese momento conocidas como Dixie Chicks, lanzaran su séptimo trabajo discográfico, Taking the long way (2006). Este álbum las llevaría hasta el momento más alto de su carrera que culminaría en la 49.ª edición de los Grammys donde consiguieron obtener 5 premios, entre ellos álbum, grabación y canción del año; los tres más codiciados.


Sin embargo, aun teniendo a la Academia de su parte, no fue suficiente para que la sociedad estadounidense tolerara un comentario que Natalie Maines, vocalista del grupo, hizo en 2003 en contra del gobierno de George Bush. “Nos avergonzamos de que el presidente Bush sea de Texas”, dijo la cantante durante un concierto en Londres acerca de la intervención de Estados Unidos en Irak. Esta opinión trajo consigo un boicot de las emisoras de radio country cuyos propietarios son mayoritariamente familias conservadoras, y protestas por parte de sus fans en las que hacían quedadas conjuntas para quemar sus propios discos. Incluso Madonna, por miedo a obtener la misma recepción que el trío de Dallas, retiró el videoclip de American Life, en el que se satirizaba al ejército y al entonces presidente de EEUU. Fue así cómo el grupo femenino con más discos vendidos de la historia dio por terminada su carrera. O al menos eso parecía.


Gaslighter (2020) supone la vuelta del grupo texano a la música, y para este han contado con la ayuda de Jack Antonoff, uno de los mayores productores del momento, considerado ya por muchos el nuevo Max Martin de la música, por sus trabajos más recientes para Taylor Swift, Lorde, Lana del Rey o Carly Rae Jepsen, entre muchos otros. Esta colaboración es toda una declaración de intenciones de The Chicks, pues 14 años ausentes en la industria son muchos años, en los que el sonido ha cambiado por completo. De ahí que esta propuesta suene algo más pop de lo que jamás habían sonado, aun sin perder sus orígenes country y su dominio por los instrumentos, tales como la guitarra, el violín o el banjo. Esta confluencia de diferentes estilos se aprecia a la perfección en temas como Texas Man donde se combinan sonidos orgánicos como el del mencionado banjo, con sonidos sintéticos a través de la guitarra eléctrica tocada por Annie Clark (St. Vincent, artísticamente) o en For Her, quizá el tema más cercano a lo que está acostumbrado a hacer Antonoff, con su magistral dominio de los sintetizadores.


Uno de los aspectos más interesantes del álbum es la narrativa del mismo, que toma como punto de partida el tormentoso divorcio de Natalie con su actual exmarido, Adrian Pasdar. Las letras y la narración son tan descriptivas que es posible entender la historia en su conjunto sin tenerles como referencia a ambos. Desde la primera canción, que a su vez fue el lead single del álbum, te presentan al protagonista de esta historia, a este tal gaslighter, que como ellas lo definieron en sus redes sociales, se trata de “un manipulador psicológico que intenta sembrar semillas de dudas en un individuo haciéndole cuestionarse su propia memoria, percepción o cordura”.


Es en el siguiente track, Sleep At Night, tan radiofriendly como Gaslighter aunque de un corte más country clásico, donde descubrimos la infidelidad del ex-marido a través de líneas tan ingeniosas como: “recuerdas cuando la trajiste a nuestro show en el Hollywood Bawl / ella dijo “te adoro, soy una gran fan” / bromeé con que me puedes amar siempre y cuando no ames a mi hombre”. No obstante, habrá más referencias a este hecho, donde sobresale la irónica y vengativa Thights On My Boat, que por momentos es más hablada que cantada, (“vale, espero que mueras tranquilamente en tu sueño / solo bromeaba”). En esta se narra que uno de los puntos de encuentro de su marido y su amante era su propio barco y cómo Maines lo descubrió al encontrarse un calcetín de ella. Aún así, el álbum acaba con Hope It’s Something Good y Set Me Free, dos baladas country-pop, en las que analiza la relación desde una perspectiva más positiva y muestra sus deseos por acabar la batalla legal que vivieron entre 2017 y 2019.


Aunque sea la faceta como esposa la protagonista del álbum, también tiene un lugar muy importante la de madre en temas como Julianna Calm Down, donde Julia Michaels aparece como co-escritora , o Young Man. En el primero de ellos las tres integrantes de The Chicks mantienen una conversación madre-hija, de hecho aparece el nombre de todas sus hijas a lo largo de la canción (Julianna, Harper, Katie…), donde alertan a estas de los tiempos difíciles en la vida de una mujer y de cómo han de no permitir que un hombre les robe la felicidad. El track comienza como una balada donde percibimos un órgano de fondo, pero poco a poco va creciendo de forma orgánica a través de la percusión que entra después del primer estribillo otorgándole un gran dinamismo y por medio de la combinación de diferentes instrumentos que se suman a la producción. Young Man es posiblemente la cara B de Julianna Calm Down, pues si bien esta iba dirigida hacia ellas, queda claro que Young Man es para ellos. Es uno de los pequeños detalles que están presentes a lo largo del disco donde el trío manifiesta sus intereses y preocupaciones feministas a través de sus hijos. En esta, Maines le pide a su hijo que tome las mejores partes de su padre, pero que aparte sus errores, para que, de alguna manera, no los reproduzca en el futuro.


March March es el claro manifiesto político del disco que muchos de los fans que no les dieron de lado esperaban de ellas. La canción fue lanzada en pleno apogeo del #BlackLivesMatter y hace un repaso por los problemas actuales que más preocupan a la banda (legalidad de las armas, calentamiento global…). Aún siendo la más experimental en su sonido de todo el disco, la outro por ejemplo ocupa la mitad de la canción, se convierte desde la primera escucha en el perfecto himno para una manifestación o marcha, tal y como indica el título. Con líneas tan potentes como: “Estando de parte de Emma (en alusión a Emma Gonzalez, superviviente de un tiroteo en un instituto) y de nuestros hijos e hijas / Viendo como nuestra juventud tiene que resolver nuestros problemas / Les sigo, ¿quién viene conmigo?”, o ““¿Qué diablos pasó en Helsinki?”, que hace referencia a la reunión entre Trump y Putin en julio de 2018.


De esta manera The Chicks se consagran una vez más y esta vez no tanto como unas viejas leyendas del country, sino como un trío que entiende el panorama actual musical y demuestran estar más que a la altura.


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