Amistades de película
- Paula Martínez Moreu
- 17 oct 2020
- 7 Min. de lectura
Por: Paula Martínez Moreu
Las películas son un producto audiovisual que nos acompaña en nuestro día a día, no solo en las pantallas de cine (o en las ya predominantes televisiones u ordenadores) sino también en las marquesinas de los autobuses, en nuestras conversaciones habituales, etc. Y es que estas obras de unos 100 minutos de duración recogen múltiples visiones del mundo y nos permiten observar y experimentar en tercera persona aquellos aspectos que nos rodean y nos son conocidos, aunque también nos enseñan algunos aspectos que jamás podríamos haber vivido nosotros mismos. Entre los personajes de los filmes abundan distintos tipos de relaciones que los vinculan —parentales, profesionales, amorosas, delictivas, etc.— pero en este artículo me centraré en la amistad, en 5 amistades muy distintas, cada una de ellas con sus peculiaridades, pero que permitirán al lector identificarse de una manera u otra con sus protagonistas y acordarse de ese amigo de la infancia o de aquel otro al que llevan meses para hacerle una llamada.
Thelma y Louise. Juntas hasta el final
Thelma y Louise son dos amigas que viven en el sur de Estados Unidos, en Arkansas. Thelma es diez años menor que Louise y es un ama de casa supeditada a su violento marido. Por su parte, Louise es independiente, trabaja en una cafetería y en el inicio de la película muestra un carácter más fuerte que el de su amiga. Tienen planeado pasar un fin de semana juntas de vacaciones para desconectar de sus respectivas vidas (Thelma busca escapar de su marido machista que la empequeñece y Louise de su trabajo y su novio con miedo al compromiso). Sin embargo, aunque estas relajantes vacaciones no llegan a ocurrir en ningún momento, el viaje en coche que inician las dos amigas les unirá más que nunca, y para siempre.
Durante la película, la relación de amistad que comparten las dos mujeres se vuelve inquebrantable. Tanto Thelma como Louise harán cosas que jamás habían imaginado para defenderse entre ellas en un mundo dominado por los hombres y el machismo, y en el que las dos están dispuestas a desenvolverse con total autoridad e independencia. La complicidad y la sororidad inundan toda su relación, ayudándose en momentos críticos —como un intento de violación (que desencadena toda la trama de la película), un robo, una persecución…—. A pesar de cometer fallos importantes que las ponen en peligro a lo largo de toda la película, Thelma y Louise siempre terminan perdonándose y esforzándose por conseguir salir adelante. Hasta el último momento luchan juntas contra un sistema que las oprime, las maltrata, y al que ellas combaten con sus mismas armas y con una medicina de la que este mundo machista carece: una amistad entre dos mujeres que ni la más oscura de las situaciones puede borrar.
Chewbacca y Han Solo. A buen entendedor, pocas palabras bastan
Esta inseparable pareja de Star Wars se conoció en una situación nada favorable para que surgiese una inquebrantable amistad como la que finalmente les ha identificado. Ambos se encontraban presos y obligados a luchar a muerte el uno contra el otro (una clara referencia histórica a las romanas luchas de gladiadores), pero Han Solo y Chewbacca hicieron suyo el lema “la unión hace la fuerza” y se asociaron para escapar del cautiverio. Desde entonces, esta peculiar pareja formada por un humano y un wookiee vivió al margen de la ley mientras compartía todas sus hazañas y penurias.
La amistad entre Han Solo y Chewbacca llega a traspasar las barreras del lenguaje, ya que Han Solo entiende el idioma del wookiee (el shyriiwook) en gran medida gracias a la gran expresividad de los gruñidos, pero no lo habla (o al menos eso se pensaba en la saga principal, ya que en el spin-off de 2018 titulado Han Solo: una historia de Star Wars, el protagonista llega a hablar este idioma, aunque de una manera algo rudimentaria) y nos enseña que los idiomas no suponen una barrera para la amistad. Este obstáculo, como se acaba de explicar, no supone un impedimento para que estos dos grandes amigos compartan todas sus vidas, mientras luchan por sobrevivir en un universo hostil, pero también celebran juntos todas sus alegrías. Ambos llegan a arriesgar sus vidas para salvar al otro y se puede percibir su sufrimiento cuando alguno de los dos está en peligro. No se trata de una amistad más, son dos camaradas, un todo, dos personajes inseparables que siempre estarán en la memoria de todo fan de esta saga intergaláctica.
Forrest Gump y Bubba. La batalla por la inclusión
Al igual que la anterior pareja, Forrest Gump y Bubba no se conocieron en la mejor situación posible, pero su leal relación llega a emocionar al espectador. La primera vez que se vieron estaban en un autobús, recién reclutados por el ejército, pero su conexión fue instantánea. Bubba fue el único que dejó a Forrest sentarse a su lado y en ese preciso momento comenzó a hablar con él y a presentarse, a hablar sobre sus ahora famosísimas gambas (que han llegado a dar lugar a una cadena de restaurantes llamada Bubba Gump Shrimp Company, relacionada con esta “fruta del mar”) y a hacer un hueco en su corazón a Forrest.
Los dos personajes luchan por hacerse un hueco en una sociedad que les da la espalda, pero cuando están juntos esa sensación desaparece. La discapacidad de Forrest y sus dificultades para encontrar amigos se extinguen para dar paso a unas escenas en las que priman el cariño y la comprensión. Por su parte, Bubba tampoco tiene una vida fácil. Es un joven negro de Alabama (estado históricamente esclavista y que albergó la famosa revolución contra la segregación racial de Rosa Parks) procedente de una familia humilde —en la película aparece cómo todas las mujeres de su familia se habían dedicado a “servir gambas”, es decir a servir a hombres blancos y adinerados— que sueña con dedicarse al mundo de las gambas como empresario. Estos dos amigos, a los que la sociedad se empeña en rechazar, encuentran el uno en el otro un modo de desinhibirse, de mostrarse tal y como son, de revelarse de la manera más pura y explorar todas sus habilidades y sentimientos; porque, para Forrest, Bubba siempre será su “muy mejor amigo”.
Woody y Buzz Lightyear. Hasta el infinito y más allá
Este peculiar dúo de juguetes formado por un vaquero y un héroe espacial refleja a la perfección las relaciones humanas, por difícil que parezca al tratarse de muñecos, al expresar sus miedos, incertidumbres y reservas como si de personas se tratasen. La relación entre los dos juguetes de Andy no empezó con muy buen pie. El consolidado como juguete preferido del niño, Woody, vio con la llegada de Buzz una clara amenaza hacia su estatus y liderazgo entre sus amigos (los otros juguetes —algunos tan reconocidos como Mr. Potato, Rex, Hamm o Slinky—). Woody observó cómo tenía que compartir con un nuevo inquilino no solo su espacio personal, sino también la atención de su dueño Andy. De esta manera, en Toy Story se puede observar mediante la personificación de los muñecos ese miedo que surge en muchas personas hacia el otro, hacia el nuevo —pudiendo incluso llegarse a vislumbrar el tema de la inmigración y la xenofobia que en algunas personas produce, ya que Buzz se trata de un juguete que asegura que llega de vivir sus aventuras en el espacio y con su llegada revoluciona la habitación, el mundo, y Woody observa el cambio que esto supone y se niega a compartir protagonismo con alguien de fuera, aunque más tarde comprenderá que hay espacio y atención más que suficiente para ambos—. Al comienzo de su tensa relación, el sheriff también se llega a sentir coartado por otro debate muy humano, la confrontación entre lo antiguo y lo moderno. Mientras que él es un juguete que lleva toda la vida con Andy y que representa a una figura del pasado, a un vaquero de los años 50, Lightyear es el futuro, un juguete moderno con todas sus capacidades por explorar y que simboliza la modernidad con su deslumbrante equipamiento galáctico. Por todas estas circunstancias, Woody, que representa el pasado, el conservadurismo de los Estados Unidos más profundo, no encaja muy bien con el que finalmente se convertirá en su mejor amigo, Buzz Lightyear.
Sin embargo, todas estas situaciones no son suficientes para truncar una amistad que parece predestinada. En cuanto Buzz y Woody se ven en apuros no ponen en duda que se necesitan el uno al otro y de esta manera comienza una relación no exenta de disputas, pero sí repleta de fidelidad (se deja muy claro en la canción principal de la película, Hay un amigo en mí, en la que se asegura “Mas nunca habrá quien pueda ser un amigo fiel y tú lo sabes”). La amistad de estos dos juguetes surge de sus similitudes, que son las que también los llevan a las discusiones. Son dos protagonistas con carácter, con liderazgo, fieles, a los que les importan sus compañeros; y aunque tienen sus peculiaridades (siendo Buzz más cariñoso y alocado y Woody un líder nato que sacrificará lo que sea por un buen desenlace de sus misiones), les unen tantas cosas que habría resultado imposible que esta pareja, que tiene sus más y sus menos pero sobre todo mucho cariño, no representase una de las icónicas amistades que nos ha dejado el cine. Porque como dice Buzz “hasta el infinito y más allá”, pero yo estoy segura de que al infinito siempre con su “amigo fiel”.
Phillippe y Driss. Intocables a pesar de las diferencias
La pareja protagonista de Intocable abunda en las diferencias, pero eso les hace complementarse y ser únicos. Phillippe es un hombre adinerado, culto, pedante podríamos llegar a decir, y tetrapléjico, motivo por el que necesita un cuidador para que le atienda en su día a día. Es ahí donde entra en juego Driss, un joven de clase obrera, negro y de origen senegalés que es contratado para esta labor, a pesar de no dar el perfil a priori exigido y no mostrar ningún interés en la entrevista de trabajo, más allá del que muestra por el sello que certifica que busca trabajo activamente. La contratación de Driss es una apuesta personal de Phillipe (para gran sorpresa de su ayudante Magalie) que ve algo en él que no ha visto en nadie, y es su sinceridad, porque no trata de hacerle la pelota ni de maravillarlo con un currículum repleto de títulos como hacen otros aspirantes, en definitiva, percibe en él una calidad humana, real y honesta; todo esto gracias a su trato desinhibido y espontáneo.
Aunque al comienzo de la película la relación que mantienen Phillippe y Driss es meramente laboral, pronto comienza a significar algo más. Phillippe parece ‘recuperar la vida’ gracias al trato que le da Driss, siempre repleto de chistes, de una forma de ser de barrio, de la calle, real, apartada del estirado mundo de la aristocracia. Mientras Driss consigue que Phillippe vuelva a experimentar sensaciones que ya casi tenía olvidadas, este último aporta a Driss conocimientos culturales sobre la ópera, el arte, la música clásica, etc., aunque Driss muchas veces reaccione ante estas materias con una irreverencia y espontaneidad que hacen que Phillippe recupere su lado más canalla. Esta amistad, aparentemente tan complicada debido a las diferencias existentes entre los dos protagonistas, es una amistad pura, sincera, que, a pesar de las distancias, continuó viva hasta el final.
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