Maus: una nueva forma de narrar la historia
- Alejandro Hernández Villas
- 18 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Por: Alejandro Herández Villas
Maus de Art Spiegelman es una novela gráfica que relata la historia de un testigo del Holocausto judío, a través de un medio atípico como es el cómic. Este hecho resultó innovador, porque avivó el debate de cómo representar un hecho de una naturaleza tan compleja como el Holocausto en el arte. Además de explorar este medio popular, que tradicionalmente estaba asociado a la ficción, para ahora dar cabida al relato de hechos reales y de carácter biográfico.
El núcleo central de la obra es el trauma, el cual es enfocado desde dos puntos de vista, que corresponden con las partes en las que se divide la obra, subdividas simultáneamente en episodios. En primer lugar, se narra las experiencias del padre de Spiegelman, Vladek, superviviente del holocausto, el cual relata sus vivencias a través de las entrevistas que le formula su hijo. Mientras que la segunda parte, está centrada en el autor y de cómo el trauma de su padre le afecta de forma indirecta. Este fenómeno es denominado como testimonios de supervivientes de segunda generación, y la obra reflexiona sobre cómo un hecho como el Holocausto, determina no solo a tu entorno familiar, sino a toda tu vida.
Volviendo al uso del cómic como vehículo comunicador de historias, Maus se diferencia del cómic tradicional, debido a su compleja narrativa estructurada en tres ejes: En primer lugar, la historia de Vladek Spiegelman, con un eje cronológico que abarca desde mediados de la década de los 30´s hasta 1945, la narración de estos sucesos se sitúan en Polonia, abarcando la incertidumbre que experimentó nuestro protagonista y su familia en el inicio de la IIGM, su participación en el frente, el reencuentro con su mujer y sus vivencias en los guetos y Mauschwitz. El segundo eje, se centra en la relación padre-hijo desarrollado en Nueva York entre 1978 y 1982, la cual se inicia cuando Art pregunta a Vladek sobre sus vivencias durante la IIGM, para plasmarlas en un comic. Esta relación recorre toda la narración, y se enriquece a partir del vinculo existente ente Vladek y su segunda mujer, Mala; el existente entre el autor y su pareja, François y en general de las vivencias diarias de esta familia. Y en último lugar se encuentra el eje metanarrativo, constituido a partir de reflexiones de Spiegelman sobre el proceso de creación de su obra, sobre su validez y sobre su sentido. Además de caracterizarse por llevar saltos temporales mezclando pasado y presente, añadiendo, por lo tanto, un extra de complejidad a la narrativa de esta obra y simultáneamente, alejándonos aún más del modelo tradicional del cómic dedicado plenamente al entretenimiento.
Esta obra presenta una gran atención al detalle, ya que no solo at través de los testimonios revivimos la vida de Vladek, Spiegleman va más allá en la representación de estas vivencias introduciendo gráficos y diagramas, como por ejemplo el mapa para localizar el escondite en el gueto, las instrucciones de cómo arreglar zapatos en Auschwitz, e incluso una recreación esquemática de cómo son las cámaras de gas según lo que Vladek escuchó y vio. Aparte de eso, también introduce fotografías reales y dibujos de los miembros desaparecidos de su familia, dando a una historia de por si real un plus de veracidad. Estos elementos son especialmente importantes porque humanizan a los ratones y los diferencian del resto, siendo esta una de las principales causas por las que esta obra está constituida con personajes con rostros de animales, porque de lo contrario el relato sería demasiado difícil de asimilar, tanto para el espectador como para el propio autor. Este fue un tema muy polémico para la obra, la representación del Holocausto como una suerte de fábula con animales, donde los judíos son ratones, los soldados nazis, gatos y los polacos, cerdos. Para algunos críticos, el autor utilizó este recurso para representar quería utilizar la clásica fórmula de gatos persiguiendo ratones (semejante a Tom y Jerry). Realmente, parece representar la retórica reduccionista nazi de que los judíos son como ratones (y así con todas las representaciones de las diferentes nacionalidades), y a la deshumanización del régimen de Hitler de estas personas en los campos de concentración. No obstante, el autor utiliza este recurso como elemento distanciador de la realidad, debido al tabú que aún afecta a nuestra sociedad de la dificultad de representar las imágenes más brutales de los campos de concentración. En definitiva, Maus cuenta los sucesos del Holocausto con vivencias personales, y testimonios subjetivos, dando un nuevo punto de vista de la Historia “canónica”, constituida habitualmente por grandes personajes.
El cómic como elemento comunicativo:
El nacimiento del cómic como instrumento comunicativo de se remonta al siglo XIX, durante el conflicto de índole periodístico entre los medios estadounidenses, New York World, de Joseph Pulitzer y el New York Journal, de William Hearst, donde ambos diarios fueron acusado de realizar prensa sensacionalista para aumentar sus ventas. De forma simultánea, se publicaba en ambos medios, unas tiras de prensa llamadas The Yellow Kid, siendo tanto el origen del término prensa amarillista, como del cómic que conocemos actualmente, ya que su creador, Richard F. Outcault, utilizó por primera vez bocadillos y burbujas para que los personaje se comunicaran. A partir de entonces, de forma paulatina, el cómic se convirtió junto con el cine y la televisión en grandes medios de difusión masiva, sobretodo en su país de origen, donde su popularidad se disparó debido a su capacidad de narrar historias tanto para un público infantil, como adulto. No obstante, no fue hasta los 60 en Europa, tras las teorías semióticas de Umberto Eco, cuando el cómic va transcendiendo a un estatus más artístico, e incluso académico, algo impensable en su país natal. Un hecho clave que ilustra, la recepción tardía del cómic, no solo como elemento popular y de entretenimiento, si no como arte en el continente americano, es la celebración en 2005 de la primera exposición que exploraba la historia de este medio, esta es la Masters of American Cómics, presentada por el Hammer Museum y el Museum of Contemporary Art de Los Ángeles (MOCA), mientras que en Europa, el comic ya ha sido testigo de museos, e incluso aceptado en “La Academia”.
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