Larga vida a las humanidades
- Paula Martínez Moreu
- 11 sept 2020
- 2 Min. de lectura
Por: Paula Martínez Moreu
Las humanidades son un conjunto de disciplinas que estudian los comportamientos y fenómenos del ser humano. Desde la filología y la comunicación hasta la expresión artística, pasando por la filosofía y la historia, las humanidades nos permiten comprender un poco mejor la esencia, el comportamiento y la evolución humana a lo largo de los siglos. Sin embargo, a pesar de estos beneficios y conocimientos que aportan estas disciplinas, las humanidades siempre están en el punto de mira y son muchas veces menospreciadas ante otras opciones de estudio como las ciencias, debido a su supuesta “inutilidad”, ya que directamente no proporcionan grandes beneficios físicos o económicos (aunque tampoco debemos olvidar las facturaciones de museos, enclaves históricos, etc.) y los bienes espirituales o el cultivo del intelecto no parecen tener una importancia suficiente, aunque son los elementos que enriquecen el alma humana.
A finales de julio fue sonada una polémica en torno a las especialidades humanísticas, ya que en la LOMLOE (que busca reimplantar la ley educativa LOE —vigente entre 2006 y 2013— con algunas modificaciones) no se citan en ningún momento las asignaturas de Latín y Griego presentes en el itinerario de Humanidades de Bachillerato; y Cultura Clásica tan solo aparece nombrada como una de las múltiples opciones optativas durante la ESO. Por ello, fueron múltiples las alusiones que se realizaron desde las redes sociales que pedían blindar a través de la ley estas materias y que reivindicaban sus espacios en las aulas. Los conocimientos humanísticos deberían estar presentes no solo en la educación —que debe ser un pilar fundamental—, sino también en la vida pública. Si una sociedad desea avanzar hacia un futuro prometedor e igualitario debe conocer su pasado para aprender de él —tanto de los aciertos como de los errores que no deben repetirse, la memoria es la mejor arma ante los desafíos políticos y sociales,—. Pero también de suma importancia es conocerse a uno mismo y a la naturaleza humana y a ello precisamente nos invitan la filosofía, que tantos siglos de avances ha vivido estudiando la esencia del ser humano, y los clásicos. Precisamente los clásicos (en nuestra cultura Occidental representados fundamentalmente por griegos y romanos) los son por su perdurabilidad en el tiempo, por ofrecernos conocimientos y enseñanzas básicas que, a pesar de los avances políticos y tecnológicos, siguen conformando un contenido que esclarece nuestro sentir o, al menos, nos lleva al cuestionamiento de pautas sociales y a la reflexión sobre sus significados y adecuación. No podemos olvidar ensayos y tratados como los de Cicerón que tratan temas universales como la amistad, la vejez, lo bueno y lo malo y en los que se pueden leer frases tan actuales como “Los buenos amigos no dan mal ejemplo, sino buenos consejos” (Cicerón, De amicitia).
Por todo ello, si queremos seguir avanzando y conociéndonos tanto a nosotros mismos como a las personas que nos rodean, debemos desear una larga vida a las humanidades, que dan a nuestra existencia un significado más profundo y extenso.
Comments