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Glee, la melodía que atrapa una década después

  • Francisco Javier García Villagra
  • 11 sept 2020
  • 5 Min. de lectura

Por: Francisco Javier García Villagra


El primer capítulo de la serie estadounidense Glee se estrenó el 19 de mayo de 2009, hace más de una década. A pesar de ello, esta comedia musical sigue atrayendo nuevos seguidores mientras se mantiene cerca de aquellos que ya la vieron. Pero, ¿cómo logra esta conexión con su público tras haber terminado hace ya más de cinco años? La razón de esta particular unión solo se puede explicar con tres pilares inseparables: sus personajes, sus tramas y su música.


Personajes inolvidables

A lo largo de sus seis temporadas, el público pudo conectar con muchos personajes, sobre todo con aquellos que estuvieron desde la primera temporada. Estos personajes no eran los típicos héroes, las personas más populares de su instituto. Eran marginados que intentaban encontrar su lugar en el mundo por mucho que no supieran qué era lo que estaban buscando. Esa característica hizo que la audiencia viera en ellos un reflejo mucho más real que el que podía ofrecer el héroe arquetípico.


Así destacaron personajes como Finn, el inocente jugador de fútbol que se debatía entre el deporte y su amor por la música al más puro estilo High School Musical. También Kurt, una de los primeros ejemplos de jóvenes gay que se negaban a ser un simple alivio cómico y reclamaban su propio espacio y desarrollo. O Rachel, una aspirante a estrella en ocasiones insufrible que revelaba el peso aplastante que podían alcanzar las propias exigencias y aspiraciones.


También destacan otros personajes que, aunque no soportaran el peso de la trama, sí que eran una pieza fundamental en el diverso puzle que constituía Glee. Es imposible ver esta serie y no recordar la inolvidable trío que conformaban Quinn, Brittany y Santana. O la pareja que estas dos últimas formaron, desafiando la aparente regla presente en el resto de ficciones y que limitaba a un único personaje LGBT+ por serie. Incluso Sue Sylvester, la gran villana de la serie fue un personaje carismático donde los hubiera y demostró que incluso los malvados de esta serie podían ganarse un hueco en el corazón de la audiencia.


Tramas cercanas

Al igual que los personajes, las tramas se dedicaron a mostrar todo aquello que en otras series no tenía cabida o se evitaba. Los 121 capítulos tocaron prácticamente todos los temas, desde el suicidio hasta el bullying, pasando por las dificultades de los jóvenes LGBT+, trastornos alimenticios, embarazos juveniles, problemas de autoestima o la diversidad funcional. La presencia de todas estas temáticas en una serie tan popular (llegó a reunir 28 millones de espectadores en un solo capítulo) permitió que se iniciasen conversaciones que hasta el momento parecían impensables. Muy pocas series en aquel momento se atrevían a tratar estos temas, y ninguna de ellas lograba conectar con una audiencia tan joven de la forma que Glee lo hacía.


Los años y la perspectiva que estos aportan permite ver que la mayor parte de estas temáticas no fueron tratadas de la mejor forma o con la profundidad que requerirían. Sin embargo, eso no era lo importante en aquel momento. Lo que encandiló a la audiencia fue que por fin se pudiesen ver en un show, por mucho que la imagen no fuese perfecta. Lo que marcó a la audiencia fue que por primera vez se sintió vista.


Música con mayúsculas

Glee no podría haber triunfado sin la música. A través de ella se desarrollaban las tramas, las discusiones entre los personajes y sus reconciliaciones. Cada recuerdo de esta serie se relaciona a alguna canción, lo que permitió que la audiencia se apegase más a ella. Glee no solo bebió de los grandes éxitos del momento, sino que recurrió a clásicos atemporales o incluso a piezas del mundo de los musicales, para formar un mosaico casi tan diverso como el de sus personajes.


El éxito comercial de esta parte de la serie fue más que evidente. El público no solo veía los capítulos, sino que consumía una y otra vez sus canciones, prefiriéndolas en muchos casos a las versiones originales. Gracias a ello, el cast de Glee consiguió introducir más de 200 canciones en Billboart Hot 100, la principal lista de éxitos estadounidense, siendo superados solo por Drake en 2016.


Se puede hablar de innumerables canciones que pasaron a la historia de esta serie y que están permanentemente en el recuerdo de su audiencia. El Teenage Dream de Katy Perry convertido en la banda sonora de la relación entre Kurt y Blaine. El Total Eclipse Of The Heart de Bonnie Tyler que se transformó en la mejor forma de mostrar las dudas de Rachel entre Finn y Jesse. Pero por muchos temas que destaquen en Glee, el que siempre marcará al público es Don´t Stop Believing de Journey.

Esta canción no solo se convirtió en el emblema de la serie, sino también en la canción que mejor sintetizaba el mensaje que Glee pretendía transmitir: perseguir los sueños y aferrarse a lo que se siente a pesar de todas las dificultades. Por ello esta canción es una de las que más veces fue versionada en la serie, en un total de siete episodios repartidos en cuatro temporadas diferentes. Fue clave en grandes momentos de la serie, desde el piloto hasta el penúltimo capítulo, y sirvió para sintetizar todo lo que Glee representaba para su audiencia.


Conexión duradera

Este vínculo con la audiencia no parece que vaya a romperse pronto, fortalecido por sus personajes e historias que convierten a la serie en la banda sonora de muchas vidas. Esto se debe a que uno de los aspectos que han hecho a Glee conectar con su audiencia, y seguir haciéndolo una década después de su estreno, es que es un puzle. Un puzle de piezas diversas, extrañas y en ocasiones incompatibles. Piezas que no terminan de encajar, pero que combinadas con su música, demuestran que lo más hermoso que comparten es que son diferentes.


El adiós a Naya Rivera

Naya Rivera, actriz que interpretó a Santana, uno de los personajes más queridos de la serie, falleció el pasado julio. Las redes sociales se llenaron de mensajes de agradecimiento por sus escenas y de dolor por su pérdida. Santana fue uno de los personajes más representativos de Glee: en ocasiones heroína, en otras villana, pero siempre fiel a sí misma. Dio actuaciones inolvidables y despertó conversaciones gracias a su amor en la ficción con Brittany o las disputas que esto originó con su abuela. A pesar de todo Santana siempre luchó por lo que quería y enseñó al público a hacerlo, y recordó que independientemente de los errores, se podía encontrar un final feliz. Por ello la despedimos destacando 4 de sus interpretaciones musicales que, como Santana, pasarán al recuerdo.


Girl on fire

(Temporada 4, Episodio 13)

Conocida composición de Alicia Keys, es uno de los temas más llameantes de Santana. Con él demostraba su capacidad vocal y reflejaba el crecimiento del personaje. Una prueba de la desbordante personalidad que siempre marcó su actuación en toda la serie.


Mine

(Temporada 4, Episodio 4)

Santana no tuvo la oportunidad de cantar muchas piezas tan románticas como esta de Taylor Swift. Aun así, es una de sus actuaciones más recordadas por el impacto emocional que tuvo en el desarrollo de su personaje, y sobre todo, en su relación sentimental con Brittany.


Smooth Criminal

(Temporada 3, Episodio 11)

Este tema de Michael Jackson es uno de sus duetos más recordados. Una lucha constante con su compañero que transgrede los límites de la música y se convierte en todo un duelo musical. Su contrincante, Sebastian, es interpretado por Grant Gustin, conocido actor de “The Flash”.


If I Die Young

(Temporada 5, Episodio 3)

Con esta triste canción de The Band Perry, Santana se despedía de su compañero Finn al mismo tiempo que Naya lo hacía del fallecido actor Cory. Un tema desgarrador de principio a fin que combinó emoción desbordante con una gran calidad vocal, y siempre será recordado.


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