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ESENCIALES: SILVIO RODRÍGUEZ, LA NECEDAD DE VIVIR SIN PRECIO

  • Sergio Centeno Caballero
  • 11 sept 2020
  • 3 Min. de lectura

Recordamos la figura de uno de los cantautores de habla hispana más reconocidos de todos los tiempos para que las nuevas generaciones no olvidemos al artista que se autodenominó necio por mantenerse fiel a su realidad, sentimientos e ideas.


Por: Sergio Centeno Caballero


La música, como fenómeno cultural, es uno de esos emblemas que unen y representan a las generaciones. En la actualidad se disfruta de un panorama musical en el que la escena urbana se ha convertido en protagonista y ha abierto puertas a géneros y artistas que en otras épocas habrían sido menos visibles. Sin embargo, no podemos dejar de tener presentes a figuras que han contribuido tanto a este arte como el músico y poeta Silvio Rodríguez.


La influencia del entorno en su arte

Silvio nació el 29 de noviembre de 1946 en San Antonio de los Baños, Cuba. Su infancia coincide con el periodo de transición entre el gobierno de Fulgencio Batista y el inicio de la Revolución Cubana. Lo que vio durante aquellos años fue determinante para el desarrollo de su personalidad y de sus preocupaciones y sensibilidades como artista. Cuenta que cuando llegó a él la guitarra fue como encontrar un remanso, un paraíso. Aprendió a tocar este instrumento durante su servicio militar y tenía que hacerlo a escondidas, para que nadie descubriera sus inquietudes artísticas.


Su lugar en la música comienza a ganárselo desde finales de los años sesenta, cuando forma junto con otros cantautores la Nueva Trova cubana. Era un grupo de muchachos que tomaron la guitarra y comenzaron a cantar sus canciones en pleno proceso revolucionario. De cierta forma, siguen los pasos de los trovadores que triunfaron en Cuba desde mediados del siglo XIX, pero con un sentido de ruptura desde la palabra. Para ellos, la Nueva Trova no fue solo una corriente musical, si no la actitud ante la vida que les llevó a escoger el mundo que los rodeaba.


Sus canciones acabaron siendo conocidas por toda la isla y también logró reconocimiento internacional tras visitar varios países latinoamericanos. Sin embargo, no fue hasta 1975 cuando tuvo la oportunidad de grabar su primer álbum, cuyas canciones fueron censuradas en muchos países. Para aquellos a los que les encontrasen un casete de Silvio Rodríguez era un riesgo muy grande que hasta podía costarles la vida. Silvio canta al amor, pero también al amor que siente por su país y por la Revolución. En sus canciones defiende sus ideas sobre Cuba y se llama a sí mismo necio por vivir sin venderse y por no estar dispuesto a vender sus ideas a cambio de vivir mejor. Silvio Rodríguez ha dado una lección al mundo sobre cómo defender su ideología: como un reparto de amor. En los siguientes versos de “Te doy una canción” vemos cómo sirve a su pensamiento por medio de sus composiciones:


“Te doy una canción y hago un discurso sobre mi derecho a hablar Te doy una canción con mis dos manos, con las mismas de matar Te doy una canción y digo patria, y sigo hablando para ti Te doy una canción como un disparo, como un libro, como una palabra, una guerrilla, como doy el amor”


Su legado

Silvio Rodríguez ha creado una escuela a su paso y ha influido a incontables artistas de diversas generaciones. En sus composiciones introdujo nuevas temáticas y preocupaciones y describió la realidad cubana desde un enfoque que no se había visto antes. Con el paso de las décadas todavía mantiene su compromiso con la realidad y, como ser contemporáneo, habla de lo que sucede en el mundo, por ello se considera un “ladrón de momentos”. Es muy coherente con su manera de entender la canción popular y durante su trayectoria ha sido muy importante acercarse al público para visualizar su camino artístico. El artista no encuentra su vasta producción musical como suficiente aportación al mundo, por lo que durante años persiguió la idea de dejar algo concreto construido. De esta manera, trasciende su propio arte para crear el estudio Ojalá con el fin de dar oportunidades a nuevos músicos y enriquecer y visibilizar la cultura musical cubana. Actualmente, Silvio Rodríguez continúa componiendo y publicando nuevos álbumes, pero sin renunciar a su esencia de siempre, porque como dijo en su documental Ojalá: “Hay que tener valor para darle una patada a lo que los demás piensan de ti y asumir las consecuencias. No me analices, escucha mis canciones y sueña con ellas”.




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