#OwnVoices, el movimiento que reclama historias reales
- Francisco Javier García Villagra
- 17 oct 2020
- 5 Min. de lectura
Por: Francisco Javier García Villagra
El movimiento Own Voices marca una postura frente a la creación cultural en apariencia muy sencilla: defiende que las historias protagonizadas por un personaje de una minoría sean escritos por autores pertenecientes a estas minorías. Esto recoge un amplio abanico de posibilidades, ya que se refiere a cualquier tipo de minoría: racial, religiosa, de orientación sexual, de identidad de género, con discapacidades físicas o mentales...
Con ello se busca dar espacio a los autores que hablan de sus propias historias.Que puedan escucharse sus voces en un panorama en el que las narraciones suelen estar acaparadas por personas que hablan de minorías sin estar dentro de ellas, y en muchos casos, sin realmente conocerlas. De este punto surge el nombre del movimiento, “Own Voices“, “Voces Propias“.
Aunque nació dentro de la literatura infantil, este movimiento se ha extendido también a las novelas de jóvenes adultos, donde ha ganado peso con rapidez. Pero su aspiración es no limitarse en estas dos zonas, sino encontrar su espacio en cualquier tipo de forma de expresión cultural: películas, series, música... aunque su influencia de momento se centra sobre todo en el mundo del libro.
El movimiento Own Voices ha tomado por sorpresa las redes sociales y ha impactado con fuerza. A pesar de ello, buena parte del público desconoce esta tendencia que ya está afectando a buena parte de los productos culturales que consumimos diariamente.
Este movimiento se inició en 2015 de la mano de Corinne Duyvis, autora de ciencia ficción nacida en Amsterdam. En su Tweet pedía que bajo el hashtag #OwnVoices se compartieran libros infantiles acerca de minorías escritos desde sus perspectivas reales.
Fijó unas reglas base que no pretendió que fuesen estrictas o que marcasen quién podía escribir acerca de qué temas. Cinco años después, este movimiento se ha llegado a volver tan fuerte en redes que ha provocado la paralización en la producción de ciertos contenidos.
Una forma de diferenciación
En su primer momento, este contenido buscaba diferenciar las obras escritas desde perspectivas reales de aquellas que provenían de la imaginación de los autores. Con ello se perseguía dar voz y que el público perteneciente a estas minorías encontrase con más facilidad un contenido en que poder sentirse identificado, evitando las representaciones estereotipadas o hirientes de la cultura de masas.
Con el tiempo, su impacto ha resultado evidente, sobre todo en el mercado americano. En concreto, las pequeñas editoriales han recurrido a este movimiento para diferenciarse de lo que ofrecen las grandes corporaciones.
Un ejemplo de esta nueva tendencia nacida a partir de esta tendencia es la editorial Blue Crow Publishing, fundada en 2016. Esta pequeña editorial publica alrededor de cuatro libros al año, decidiendo los títulos a través de unos estándares muy marcados. Prioriza obras de alta calidad que en muchas ocasiones son ignoradas por las grandes editoriales, buscando un trato justo hacia los autores.
Dentro de sus prioridades las voces propias se han abierto un importante hueco. Como detallan en su página web, consideran que como editorial es su responsabilidad dar voz a este tipo de historias, enriquecidas por las experiencias personales. También se enorgullecen de dar voz a minorías de las que muchas veces se habla, pero que en pocas ocasiones tienen la oportunidad de explicarse a sí mismas.
Esto refleja la tendencia del mundo editorial que intenta satisfacer un nuevo nicho de mercado. Un nicho que pretende demostrar a las grandes corporaciones, temerosas de la diversidad, que esta también puede ser rentable.
¿Una caza de brujas?
La intención de Corinne Duyvis cuando creó el hashtag #OwnVoices era visibilizar a los autores de estas minorías para que pudieran contar sus propias historias. En su página web dejó claro que no se trataba de una forma de juzgar qué tipo de autores podían escribir qué tipo de historias, ni deslegitimar ciertas obras.
A pesar de ello, en cierto modo este movimiento ha acabado radicalizándose en las redes sociales. Se han llegado a popularizar persecuciones a ciertos autores juzgando si sus publicaciones eran suficiente #OwnVoices o no, independientemente de si la obra se adscribía a esta etiqueta o prefería mantenerse al margen.
También es necesario señalar que la popularización del movimiento ha tenido otras consecuencias negativas que no están relacionadas con la utilización de este hashtag en alguna plataforma. El aumento de la demanda de productos con estas características ha hecho que los editores estén dispuestos a explotar la rentabilidad de esta nueva búsqueda de diversidad.
Por ello, en diferentes medios se pueden encontrar testimonios de autores o aspirantes a serlo que narran cómo les hicieron preguntas invasivas para determinar si su historia era o no #OwnVoices. Estos autores, que en muchas ocasiones prefieren el anonimato para no cerrarse puertas en el mundo editorial, indican que en ocasiones se sienten forzados a escribir sobre determinados personajes e historias solo por pertenecer a una minoría concreta.
Con estos datos se puede apreciar que al igual que todo movimiento en red, #OwnVoices tiene sus zonas oscuras por mucho que en un primer momento solo buscase dar voz a los autores para que tuviesen un hueco en el que contar sus propias historias. Si ellos querían hacerlo.
Bajo la luz de este movimiento, se puede ver una tendencia de toda la industria cultural actual. La diversidad en vez de buscarse por un compromiso ético se persigue para rellenar una cuota y mantener al público satisfecho. Pero sin un compromiso real con las minorías, no puede haber verdadera diversidad.
Becky Albertally: Los riesgos del #OwnVoices
Becky Albertally es la autora de la conocida novela “Love, Simon“, adaptada al cine en 2018. En su lanzamiento, el libro y la película fueron bien recibidos al representar de forma natural, como cualquier otra comedia romántica, las dificultades de un joven gay al enamorarse por primera vez.
Tiempo después, como la propia autora reconoció en el portal “Medium“, la reacción fue muy diferente. Recibió numerosos ataques del público que consideraba que una mujer heterosexual no podía escribir acerca de estas historias. Que no le correspondía hacerlo. La audiencia se sintió con el derecho de especular acerca de la vida y la identidad de la autora.
Albertally finalmente habló en el mencionado artículo su bisexualidad y cómo sus obras le habían ayudado a comprender esa parte de sí misma. Y critica a la dirección tomada por el movimiento #OwnVoices. Destacó la importancia de la discusión acerca de la diversidad en los libros, pero que nunca debía convertirse en un arma.
Aprovechó para remarcar la importancia de ser cuidadosos para no convertir un discurso a favor de las minorías en un instrumento que acabe hiriendo a sus autores. Autores que no tienen que dar explicaciones al público acerca de su propia diversidad, por mucho que lo crea un movimiento.
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